La tanatopraxia es un conjunto de técnicas que ayudan a conservar y a embellecer a un cadáver de forma temporal, permitiendo a sus familiares y amigos darle una despedida digna y sosegada. La restauración, la higienización y el embalsamamiento del cadáver son parte de las funciones habituales de un tanatopractor.
Estas prácticas, enmarcadas en el ámbito profesional sanitario, tienen una legislación concreta por los materiales o compuestos que se utilizan. Lo más importante es empezar por una buena educación, de la que puedes recibir información si te pones en contacto con nosotros.
Normativa general sobre la tanatopraxia
Ya te hemos contado alguna vez en nuestro blog que la tanatopraxia es una buena opción profesional por muchos motivos. Pero lo primero que debes hacer antes de ponerte a trabajar es conocer toda la legislación que rodea a esta profesión, para evitar posibles problemas en el futuro.
En primer lugar, encontrarás unas normas generales tanto en la orden ministerial del 2 de diciembre de 1945 (BOE nº336) como en el Real Decreto de la Policía Sanitaria Mortuoria de 1974. En estos dos documentos verás cómo realizar las tareas de tanatoestética y tanatopraxia de forma correcta.
Este último Real Decreto dicta cómo deben respetarse unas mínimas condiciones de higiene en las salas de trabajo, así como las fuentes de luz o agua que deben utilizarse para el cuidado del cadáver. Se especifica también el mobiliario o las herramientas que deben estar al alcance del tanatopractor.
La sala de tanatopraxia
Es uno de los aspectos más importantes del documento, que establece algunas indicaciones sobre la ubicación que debe ocupar, así como las características básicas para un buen desarrollo de la actividad:
- Alejarla lo máximo posible de áreas residenciales, colegios o zonas en las que se acumulen muchas personas.
- Mantener el espacio libre de animales de carroña, roedores, artrópodos u otros animales que puedan ser vectores de enfermedades.
- Asegurar la privacidad del fallecido, evitando la entrada del público general a las zonas cercanas a la sala de tanatopraxia.
Bioseguridad en el trabajo
La normativa de seguridad biológica es muy clara en cuanto a la distribución de la sala y sus condiciones y usos concretos, quedando establecida de la siguiente manera:
- Se prohíbe el consumo de agua en la sala, por lo que el agua de limpieza debe ser no potable.
- Además, las redes de agua y fontanería debes estar separadas de las del agua potable, para evitar cualquier tipo de contagio.
- El alcantarillado de la sala debe cumplir también con esta separación, disminuyendo la posibilidad de contaminación cruzada.
- Deben existir, al menos, dos trampas de grasa que tienen que limpiarse diariamente. Su contenido debe ser extraído y enviado a hornos crematorios.
Superficies e iluminación de la sala de tanatopraxia
Los aspectos técnicos de la zona de trabajo debe ser lo más aséptica posible, reduciendo la capacidad de reproducción de hongos y bacterias.
- La luz natural debe suponer entre el 20% y el 40% de la sala; mientras que la luz artificial debe ser superior al 60%.
- El suelo será el más cómodo posible para su limpieza. Las paredes y techos tendrán una terminación curva y estarán recubiertos por pintura epóxica.
- Las superficies del área de trabajo y el mobiliario cercano deben ser fáciles de limpiar a fondo y desinfectar.
Ya has visto que, como en muchas otras profesiones, la legislación de la tanatopraxia pone de manifiesto la importancia de cumplir con unos estándares de calidad para que el servicio ofrecido sea el más adecuado. Nuestra misión es tratar de facilitar el duelo a los allegados del fallecido, por lo que debemos poner todo nuestro empeño en hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible.