En el año 1978 se realizó la primera cremación en nuestro país. Desde entonces, se ha vuelto una tradición cada vez más arraigada, y que ya es elegida casi en la mitad de los fallecimientos en nuestro país. Son varios los factores que inciden en esta tendencia, que se ha triplicado en los últimos 15 años.
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La incineración en nuestro país
Según los datos de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), representante de más de 70% de empresas del sector, durante el año 2020 se eligió la incineración del cuerpo en el 45’5% de las ceremonias. Esto supone un 1% más que el año anterior, y casi diez puntos desde 2015 (36’3%). Se ha vuelto una práctica habitual, que seguirá en ascenso hasta superar el 60% en los próximos cinco años.
En parte se debe al número de cementerios y sus condiciones, que en este mismo informe se establece en 17.682 repartidos por todo el territorio español. Esta cifra se mantiene durante los últimos años, y no se espera que crezca más adelante.
Esto, unido al coste de mantenimiento de un nicho o a la posibilidad de guardar la urna donde prefieras, está impulsando el sector de la incineración. Por lo tanto, no es extraño anunciar que España es el país con más hornos crematorios de toda Europa.
En cuanto a las ceremonias, el fuerte arraigo del catolicismo en nuestro país nos lleva a despedir a nuestros seres queridos con ritos religiosos en un 82% de los casos. En 18% opta por una ceremonia laica, que tienen mucho más peso en el mundo urbano que en el rural.
También está cambiando la forma en la que lo hacemos. Cada vez más común elegir urnas y féretros fabricados a partir de materiales respetuosos con el medio ambiente, biodegradables o reciclados. Incluso existen modelos que se descomponen de forma natural al enterrarse o lanzarse al agua.
Fue en 2005 el primer año que se registraron los porcentajes entre inhumaciones e incineraciones, y por aquel entonces no era más de 16%. Poco a poco, la sociedad ha ido evolucionando y, con ella, sus tradiciones. No pasará mucho tiempo hasta que la incineración sea la opción preferida por la mayoría.
Esto ya es así en las zonas urbanas, ya que en diferentes capitales de provincia se supera el 60% y el 70% de cremaciones entre los fallecidos, como Málaga o Sevilla. Por el contrario, hay puntos de la España rural en los que su incidencia queda por debajo del 40%, una cifra ya importante si la comparamos con los últimos años u otros países.
¿Se realizan incineraciones en otros lugares?
En la mayoría de los países de los que se registran datos hay una tendencia similar a la española. Un caso excepcional es Japón, en el que la incineración se lleva a cabo en el 99% de los ritos funerarios. Esto se debe a la gran masificación que existe y a las pocas posibilidades de acceder a un cementerio.
En cuanto a Europa, nos encontramos casos como los de Suiza, Dinamarca o Suecia; que superan el 85% de cremaciones entre los fallecidos del último año. En el lado opuesto de la balanza están Grecia o Rumanía, donde no llega ni al 1% entre sus habitantes.
Si nos fijamos en nuestros vecinos también hay disparidad. Italia y Francia muestran unos datos inferiores a España, con un 30’6% y un 39% respectivamente. Portugal y Andorra nos superan en este caso, con un 57’4% los lusos y más de un 66% en el caso del país de los Pirineos.
Cabe destacar que cada vez se realizan más estudios y avances que permiten que la tecnología asociada a la incineración sea limpia. Se mejoran los filtros y se minimizan las emisiones a la atmósfera en un sector que, aunque ya cumple con las legislaciones europeas, trata de encontrar nuevas maneras de llevar a cabo su trabajo.