Aunque la religión ofrezca una explicación esperanzadora, lo que hay después de la muerte es incierto. Mientras tanto, quienes quedan en la Tierra deben continuar con su vida a pesar del dolor. El problema es precisamente este que, en combinación con la avalancha de trámites post-mortem que hay que hacer, puede suponer un gran reto para los dolientes. La tanatopraxia ofrece un apoyo en este proceso.
Se trata de una práctica muy antigua que ha sido optimizada por medio de la ciencia. La tanatopraxia aligera la enorme carga de trabajo que conlleva todo el proceso desde el deceso hasta el entierro o la cremación. Y, más importante aún, proporciona a los familiares y amigos del difunto una oportunidad para despedirse de manera respetuosa. Esta es su importancia.
Breve historia de la tanatopraxia
El término «tanatopraxia» proviene del idioma griego y se traduce como «rutina de la muerte». Aunque no parezca muy alentador, constituye un conjunto de prácticas que permiten conservar el cuerpo de una persona fallecida por cierto tiempo; así pueden llevarse a cabo los rituales funerarios correspondientes. Pero para comprender su importancia para la sociedad primero hay que hacer un viaje rápido al pasado.
Las prácticas que conlleva esta disciplina son similares a las aplicadas por los egipcios hace miles de años. De hecho, estos son referentes en la historia puesto que acostumbraban embalsamar a los faraones y otros nobles de su sociedad tras su fallecimiento. Sin embargo, lo hacían por razones diferentes a las que estamos acostumbrados; el objetivo era prepararlos para su llegada al más allá.
La tanatopraxia se volvió más común y formal durante la Guerra Civil estadounidense, mientras transcurría el siglo XIX. Con tantos decesos lejos de casa, estas técnicas permitían preservar los cuerpos de los soldados para devolverlos a sus familias. Fue tal la demanda de tanatopractores que la costumbre se mantuvo incluso después de finalizada la guerra.
Importancia de la tanatopraxia para la sociedad
El significado o la necesidad de una despedida dependerá enteramente del sistema cultural de cada población. Pero, en general, las prácticas que constituyen la tanatopraxia persiguen un mismo objetivo: permitir una despedida digna y respetuosa tras un deceso. Y aunque no sea un tema del que se hable mucho, es de gran relevancia para la sociedad.
En realidad hay mucha tela que cortar respecto a la importancia de la tanatopraxia para la sociedad. Para empezar, constituye un área de inversión e investigación muy exclusiva dado el interés limitado del público por estudiarla. Por otro lado, tenemos el aspecto emocional, puesto que muchas personas añoran la posibilidad de despedirse. Y, por último, la higiene.
El aspecto emocional
Es evidente que la principal función de la tanatopraxia tiene un carácter meramente emocional. La preservación de un cadáver no solo permite que las familias vean una última vez y en condiciones dignas a su ser querido fallecido; también proporciona un tiempo valioso para procesar lo ocurrido e intentar paliar el dolor a través de una despedida. Este paso puede ser fundamental para la superación posterior.
Además, las diferentes prácticas aplicadas en la tanatopraxia permiten otorgar una apariencia más tranquila a la persona fallecida. Por lo general, la preparación del cadáver busca darle una apariencia de «sueño profundo», evitando los gestos de queja, muecas o la rigidez. Esto también puede ayudar a los familiares y amigos a sobrellevar el dolor de la pérdida dejando una imagen más tranquila.
El aspecto de higiene
Luego tenemos el tema de la higiene a nivel de urbanismo y, por supuesto, de la salud y la ciencia. La muerte conlleva una detención de los procesos vitales seguida por la descomposición; esta última puede ocurrir a una velocidad variada pero, en general, supone un riesgo para todo aquel que entre en contacto directo con el cadáver. La tanatopraxia permite retrasar este proceso.
La descomposición es ejercida por microorganismos, tanto internos como externos al cuerpo, que pueden contaminar las superficies y a otros individuos. Asimismo, los cadáveres emiten olores desagradables, e incluso líquidos corporales también contaminantes y difíciles de manejar. Con la tanatopraxia, estos pueden transportarse cómodamente y los rituales funerales pueden durar más tiempo.
Todo esto dejar en evidencia el importante papel que juega la tanatopraxia en la sociedad. No solo ofrece un consuelo a los familiares y amigos al permitirles despedirse formalmente de un ser querido fallecido; también permite que el proceso sea respetuoso, higiénico y estético, además de favorecer la correcta disposición del cadáver.
