El tiempo va siempre en contra. Cuando queremos planificar cualquier proyecto es mejor no demorarlo demasiado ni hacer planes de futuro excesivamente lejanos. El presente es el mejor regalo que tenemos para hacer frente a todas las posibilidades que tenemos al alcance durante el trayecto del camino.
Cómo comunicar la muerte de un ser querido
Lo primero es ponerse en la piel del afectado. Debemos imaginar cómo se lo puede tomar y el mayor cuidado, llegados a este punto, es intentar no reproducir frases manidas, que prevalezca la empatía en ese momento tan especial y delicado. También es recomendable utilizar un tono pausado de voz y evitar hablar rápido. Si el familiar está de pie, intentar tranquilizarlo en la manera de lo posible o invitarle a que siente.
Una vez que se haya transmitido el mensaje es recomendable esperar y ver cómo reacciona el familiar y permanecer junto al mismo lo que se considere necesario. Si pasado un tiempo, vemos que su dolor solo va en aumento, algo que sería esperable, quizá se le puede seguir hablando o abrazarle si lo ven conveniente.
Comunicar la muerte es una de las mayores responsabilidades que pueda tener cualquier persona. Y una vez haya escuchado el mensaje algo que deberíamos evitar son las prisas, las interpretaciones excesivamente racionales, intentar evitar que el afectado exprese sus emociones de cualquier modo, no ofrecerle consuelo o dar prioridad de manera continuada y prolongada a pensamientos negativos o dañinos.
La muerte es un proceso natural. Por ello debemos estar concienciados en su justa medida. Tanto si es repentina, como si el paciente lleva sufriendo un largo periodo de tiempo, debemos estar dispuestos a afrontar el duelo.
Cómo afrontar el duelo que desata la pérdida de un ser querido
Es posible, que llegados a este punto, podamos sentir una tristeza profunda, o, incluso, una depresión. Pero debemos ser conscientes de que si llevamos unos hábitos de vida óptimos y un buen círculo social como apoyo, es bastante probable que esa situación vaya mejorando con el paso de los meses.
Comunicar la muerte, conlleva dos hechos. Soportar, incluso aplazar el dolor propio para más adelante, y preocuparse de las consecuencias emocionales y del estado de ánimo que se va a desatar en el familiar o allegado al que se le comunicará el suceso. Por lo que será un proceso doblemente doloroso.
Para afrontar un duelo no hay una fecha concreta, cerrada y rígida. Es decir, habrá personas, que cuando se les haya comunicado la muerte tarden meses, o incluso años en sobrellevar el percance emocional. Es importante recordar la gran resistencia que ofrece, en general, la mente para sobreponerse a los sucesos graves que pueden producirse en un momento dado.
Si el afectado por la mala noticia, no mejora en un tiempo considerable quizá lo más recomendado sería consultar la ayuda de un psicólogo, llegado el caso. Porque la vía profesional ahondará más en los sentimientos, emociones e ideas del perjudicado y podrá hacerle frente de un modo más efectivo, que si tuviera que hacer frente al duelo de manera individual.
El especialista nos aportará distintas maneras de afrontar la muerte del ser querido, nos dará herramientas para ello y agilizará el proceso de adaptación. Llegados a este punto es vital dejar atrás las ideas preconcebidas sobre los pacientes, que, en un momento de su vida, necesiten la ayuda psicológica de un profesional. No se debe ver como algo negativo y mucho menos perjudicial.
Además, a la hora de comunicar la muerte es mejor que lo haga una persona muy cercana a la relación que se tenga con uno mismo o con la persona que se ha ido. De este modo, el proceso será más personal e íntimo que si nos acabamos enterando por cualquier otro tipo de medio, por ejemplo una red social, que de ser así podría resultarnos más frío, distante, violento o incluso inapropiado.